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Me siento culpable, pero no es culpa mía

27/04/2012

Isabel Molina

Walter, no sin sufrimiento, examinó la carta.

Entre los horrores del metano expelido por el ganado bovino, las cuencas hidrográficas devastadas por los lagos de excrementos que generaban las granjas de cerdos y pollos, la catastrófica sobreexplotación pesquera de los océanos, la pesadilla ecológica de las gambas y el salmón de vivero, la orgía antibiótica de las centrales lecheras y el combustible derrochado por la globalización de la producción agrícola…eran pocos los platos que podía pedir sin remordimientos de conciencia.

 -A la mierda. Voy a pedir el entrecot”.

 Este párrafo pertenece a la novela ‘Libertad’, de Jonathan Franzen, considerada como Gran Novela Americana y que, aunque se centra en la vida de una familia norteamericana de clase media, va tejiendo de fondo y de forma constante la realidad actual, los graves conflictos de conciencia y consciencia (inconsciencia también) a los que nos enfrentamos. Los grandes problemas mundiales que a muchos generan un profundo sentimiento de culpa acompañado paradójicamente de un ‘no es culpa mía’.

Hoy en día la causa ecológica se ha convertido en algo omnipresente. Los medios de comunicación, los programas políticos…todos hablan de cambio climático, zonas deforestadas, agricultura ecológica, la pérdida continua de la biodiversidad. Lo grave de la situación está fuera de toda duda, y podría pensarse que creando conciencia del problema en la población, pueden llegar a obtenerse soluciones. Pero si uno se acerca un poco más a la cuestión, encuentra fisuras:

La culpabilidad que sentimos es superficial en la mayoría de los casos y se puede apartar fácilmente de nuestras cabezas. Por ello las propias empresas cuyo sistema de producción desaforado ha contribuido a lo que tenemos, han desarrollado mecanismos que aseguren su propia supervivencia a la vez que liberan de la culpa a la sociedad: vamos a la compra, nos llevamos cientos de productos empaquetados con plástico y más plástico…. pero luego pagamos por las bolsas en las que tenemos que llevarnos la compra porque así ‘ayudamos a reducir la contaminación y contribuimos al medio ambiente’. O por cada 10 juguetes que compraremos en Navidad, uno irá directamente a las manos de algún niño pobre en África. De esta manera, el acto de consumir lleva implícita la redención por ese mismo acto que sabemos que es injusto para el planeta (y para la humanidad). Son sólo un par de ejemplos, pero si nos detenemos unos segundos en nuestro día a día, veremos que éste está lleno de pequeños actos de caridad que alivian nuestras conciencias y permiten que la maquinaria de producción y el consumo sigan su ritmo imparable. Es lo que el filósofo esloveno Slavoj Žižek llama capitalismo cultural. Un capitalismo que se disfraza con buenos valores como solidaridad, caridad, bienestar, cultura y ecología.

 Con esto no pretendo decir que nada de lo que hacemos tenga su consecuencia positiva y alguna repercusión beneficiosa, pero son sólo parches que se van poniendo a un problema más profundo y que requiere cambios más drásticos.

Como afirma el filósofo francés Lucien Sève, lo que debería estar en el punto de mira es la ‘causa antropológica’ (al menos al mismo nivel que la ecológica), esta situación que ha llevado a la mercantilización de lo humano, una crisis de civilización que hace que muchos no encuentren su lugar en este mundo y que “una inmensa aspiración a cambiarlo todo tienda a no conducir a nada [ ] El pensamiento ecológico se enmarca ahora dentro de las formas nocivas de consumir antes que al modo inhumano de producir”.

Por su parte los gobiernos fomentan estas actitudes porque también aseguran así su supervivencia. Campañas en las que se nos culpabiliza del problema del agua y se nos anima a hacer pis en la ducha, otras en las que tomamos conciencia de la necesidad de reciclar..Políticas verdes pero extremadamente ‘light’ que hacen que la sociedad piense que los políticos están del lado bueno y que comparten la preocupación ecológica con la ciudadanía (que recordemos, tampoco está tan preocupada).

Nada ocurre salvo que aprendemos a vivir con nuestras contradicciones diarias, a superar esa culpa que empaña nuestra felicidad consumista: gritamos indignados los peligros de la energía nuclear mientras llenamos nuestros coches de carísima gasolina, llamamos desde nuestros móviles con sus pilas de litio para ver si nuestras parejas se han acordado de comprar tomates ecológicos, nos tomamos un café en el Starbucks porque así contribuimos a la agricultura justa…. La lista es infinita.

Mejor eso que nada, sí. Pero no parece que nada cambie y que el problema se  afronte como se debería. Coincido con Sève: tenemos un problema más humano que ecológico.

Y entonces llega la pregunta al final del día: ¿pero qué podemos hacer nosotros, humildes ciudadanos, contra todos estos problemas?.

De momento, y mientras se nos ocurre algo, comernos un entrecot.

*Este post lo he ‘rescatado’ de cienciaen35mm, donde lo publiqué hace un tiempo pero que creo que sigue estando de actualidad

Lafora vs Valle-Inclán

15/04/2012

Isabel Molina

“Por lo visto el señor Valle-Inclán cree que somos tontos los que, al ver a un hábil prestidigitador japonés pescar un pez vivo entre el auditorio, o convertir unos huevos en polluelos bajo un sombrero, o hacer cualquier otra habilidad ilusionista, no averiguamos el truco empleado”.

Con estas palabras se defendía el médico español Gonzalo Rodríguez Lafora en el diario El Sol de las acusaciones de Valle-Inclán a raíz de un curioso caso que tuvo gran repercusión en aquella época, los años veinte del siglo pasado.

Además de un médico prestigioso, que se rodeó de los mejores (el Dr. Alzheimer o Ramón y Cajal), que trabajó algunos años en el Hospital Saint Elizabeth de Washington…Lafora era un científico serio que no estaba dispuesto a creer en supersticiones y superpoderes. De ahí que aceptara participar junto con otros científicos en la demostración que iba a hacer Joaquín Argamasilla, un joven que afirmaba tener poderes para ver a través de los cuerpos opacos, especialmente los metálicos.

La función comenzó con la salida de la habitación de Argamasilla. Uno de los presentes introdujo un recorte de periódico dentro de una de las cajas metálicas que traía el propio hombre con supuestos superpoderes. Éste volvió a la habitación, se le vendaron los ojos y después de un rato de incertidumbre y mucha concentración, leyó sin equivocarse lo que estaba escrito en el interior.

Según Lafora el truco desde luego que era bueno, pero de ahí a creer que no era un truco…por ahí sí que no pasaba. Pero Valle-Inclán, del que se dice que no era tan bohemio, aunque sí peculiar y siempre polémico (y amigo personal de la familia de Argamasilla), afirmó que si un montón de científicos no eran capaces de encontrar el truco, es que no debía de haber ninguno. De ahí la contestación del doctor Lafora a través de las páginas del diario.

Pero Rodríguez Lafora no pasó a la historia por haber intercambiado pareceres con Valle-Inclán, desde luego.  Este investigador y médico madrileño describió por primera vez en 1911 la enfermedad que lleva su nombre, Lafora, un descubrimiento aplaudido por la comunidad científica pero de escasa repercusión social, ya que se calcula que actualmente podrían estar sufriendo esta enfermedad tan sólo unas 200 personas en todo el mundo (30 en España). Una enfermedad extremadamente rara y mortal, poco conocida y sin tratamiento más allá de aquellos destinados a paliar los síntomas.

Aunque ya vimos que no es tan raro tener una enfermedad rara, sí lo es que varios grupos de investigación se dediquen a desentrañar los mecanismos moleculares de una enfermedad tan poco común. Continuando con el trabajo de Lafora, los investigadores José María Serratosa, Santiago Rodríguez de Córdoba o Joan Guinovart, han conseguido a lo largo de muchos años de investigación, conocer los genes cuyas mutaciones producen la enfermedad (EPM2A y EPM2B), saber qué papel tienen en el metabolismo las proteínas defectuosas que producen (laforina y malina); conocer más sobre los llamados ‘cuerpos de Lafora’, acumulaciones de hidratos de carbono como el glucógeno en algunos tejidos, entre ellos el cerebro, lo que conlleva la degeneración neuronal característica de esta enfermedad.

Y recientemente, como nos cuentan los compañeros del último programa SaludBiotec, nuestra mosca preferida ha venido al rescate: el investigador Marco Milán, del IRB de Barcelona, junto con el doctor Guinovart, está investigando los mecanismos moleculares de la enfermedad pero en un modelo más sencillo, el de la mosca de la fruta, lo que puede suponer un avance más rápido que lleve a descubrir cómo funciona exactamente esta patología y cómo en un futuro podría detenerse su avance.

Volviendo al ‘caso Argamasilla’, el asunto quedó zanjado cuando Argamasilla se enfrentó en Nueva York cara a cara con el famoso escapista Harry Houdini, que sí encontró fisuras en los increíbles poderes del joven madrileño. Aunque durante un tiempo se comentó que ni el propio Houdini pudo saber cómo era posible el prodigio, la realidad es que después de su visita a Nueva York Argamasilla se retiró de la farándula…alegando claro está, que había perdido sus poderes.

El doctor Lafora fue un hombre de ciencia que demostró tener más visión que Argamasilla: estudió en profundidad muchas patologías neuronales, se interesó también por el proceso del sueño, escribió varios ensayos sobre las enfermedades neurológicas en niños… inmerso además en el estimulante ambiente cultural e intelectual de la época.

*Imagen de los cuerpos de Lafora: The Journal of Cell Biology
Imagen ‘Caso Argamasilla’: hemeroteca del diario ABC

Tres miradas a un mismo jarrón

30/03/2012

Isabel Molina

Cuando el biólogo John Burke observó por primera vez el cuadro de Van Gogh ‘Los girasoles’ lo que vio fue una mutación. Sí, probablemente también se deleitó como tantos otros antes con la gama de amarillos que salieron de la paleta del pintor holandés, con la imagen de esas flores desiguales en su belleza…. Pero a él lo que le entusiasmó fue descubrir que una mutación podía estar detrás de la diferencia entre esos girasoles. Y se propuso descubrirla.

La noción de arte sigue hasta hoy sujeta a múltiples interpretaciones precisamente porque depende en última instancia de cómo lo percibe el hombre. Y cada individuo ante una obra de arte está condicionado por sus circunstancias, cultura, sentimientos y personalidad particulares. Por ello un mismo cuadro puede desencadenar toda clase de sensaciones, desde la más sólida admiración hasta la indiferencia más absoluta o la exaltación de un genetista de plantas al descubrir aquello que desde luego ningún crítico de arte llegó a percibir jamás.

Y es seguro que el magnate japonés Yasuo Goto no se volvió loco por una cuestión de evolución genética, pero algo inmenso le debió de producir el cuadro de belleza calculable, porque tal día como hoy hace 35 años, pagó cerca de 40 millones de euros por uno de los seis cuadros de la serie ‘Los girasoles’.

Sin embargo… “desagradado por esa efusión de colores que cegaban y mareaban, que saltaban agresivos a su encuentro..”, así vivió el pintor Paul Gauguin su primer encuentro con ese mismo cuadro según la realidad ficcionada que salió de la pluma de Vargas Llosa. Y es curioso que precisamente fuera la persona para la que fue pintado el lienzo la que no soportara la escena que ‘el Holandés Loco’ tenía preparada para él en La Casa Amarilla, pintada de ese mismo color y con las paredes llenas de cuadros, con un hueco especial para ‘Los girasoles’ en la habitación que ocuparía Gauguin durante su estancia en Arles.

Probablemente la complicada relación que Gauguin mantuvo con Van Gogh fuera la razón de ese rechazo a la atmósfera opresiva que le esperaba en ‘La Casa Amarilla’ y no tanto al aspecto distinto de aquellos girasoles que sí llamó la atención de Burke años después. Los girasoles normales no son una única flor sino una agrupación de diminutas flores, que en el exterior se asemejan a pétalos alargados. Las florecillas del interior son las polinizadoras, pero el conjunto visto de lejos resulta ser como una atractiva y gran flor. Uno de esos trucos que usa la naturaleza para engañar a los insectos y asegurar su supervivencia. Pero los que retrató Van Gogh tienen las flores de su disco interno muy parecidas a las del exterior. Y aquí reside la mutación: tienen un gen, HaCYC2c anormalmente activado en ese disco interior, lo que hace que contenga más flores alargadas como las del exterior, que son menos polinizadoras. Otras mutaciones detectadas en girasoles tienen su razón evolutiva y de supervivencia, pero los investigadores coinciden en que en este caso la mutación fue al azar y sólo ha sido perpetuada por los agricultores debido a su inusual y no siempre valorada de igual manera, belleza.

El binomio de Newton es tan bello como la Venus de Milo

25/03/2012

Isabel Molina

Al menos al poeta portugués Fernando Pessoa se lo parecía:

El binomio de Newton es tan bello como la Venus de Milo.
Lo que hay es poca gente que se dé cuenta de ello.

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(El viento, afuera)

A pesar de que aún se siga oyendo aquello de ¿eres de ciencias o de letras?, no es difícil hallar la mirada poética que tantos escritores posaron sobre hechos científicos. Esa Venus sin brazos que se escribe con números,  descubrir qué es la cantidad a través de ‘las luciérnagas de una sola tarde’de Borges o aprender la ‘bailable geometría’ de una línea a golpe de versos de Alberti.

Tanto los poetas como los científicos han sido siempre observadores del mundo. Y para descubrir una verdad científica o para narrar la poética que nos rodea, hace falta intuición, imaginación y sensibilidad. Pessoa, el poeta de los heterónimos, y Newton, compartieron sin duda esas cualidades.

Esta primera entrega de poesía científica viene de la mano desasosegada de Pessoa por razones obvias: hoy moría en Lisboa Antonio Tabucchi, el escritor que se acostó italiano y se despertó portugués ‘por culpa’ de un poema de Pessoa, Tabacaria. Uno de los escritores que más estudió, tradujo, dio a conocer y admiró al poeta portugués. Dejándonos  además, en el camino, uno de los personajes más entrañables, sensibles y humanos de la literatura, Pereira. Y a pesar de su clara formación en ‘letras’, compartió con sus lectores la ciencia de los problemas del presente.

“Actualmente sólo la ciencia puede nutrir una corriente de pensamiento”… sostuvo Tabucchi.

*Explorando el mundo. Poesía de la ciencia (edición de Miguel García-Posada).

La mosca que salió de la habitación 613

17/03/2012

Isabel Molina

No todos los que se acercaban hace unos cien años a la puerta número 613 del Schermerhorn Hall, en la Universidad de Columbia, se atrevían a llamar. Pero los que una vez lo hicieron pudieron ver a ocho científicos trabajando sin descanso y rodeados de botellas llenas de pequeñas moscas. Un espectáculo extraño pero sin duda productivo ya que, de la posteriormente conocida como ‘Habitación de las Moscas’, salieron 5 premios Nobel y muchas, muchas moscas.

La persona que lideró este grupo excepcional de científicos fue Thomas Hunt Morgan, que descubrió que los genes, localizados en posiciones específicas en los cromosomas, eran la unidad de la herencia mendeliana y suponían la base de la evolución darwiniana y del control del desarrollo.

Los pequeños invertebrados que se apretaban en las botellas eran moscas de la fruta (Drosophila melanogaster), un insecto que tiene en común con los humanos mucho más de lo que por aquel entonces podía imaginar Morgan.

Compartimos un gran número de genes con la mosca de la fruta, lo que no quiere decir que un día nos despertemos aleteando en la cama inútilmente a lo Gregorio Samsa. Pero dos tercios de los 13.000 genes que tiene la Drosophila, tienen su equivalencia en humanos, lo que ha permitido que esta pequeña mosca sea una herramienta valiosísima para el conocimiento del desarrollo embrionario y el estudio de la genética de cientos de enfermedades. Pero además, en los últimos años los estudios con este insecto se han orientado también a la investigación del comportamiento social, revelándonos datos muy interesantes sobre la genética y la biología de las adicciones, entre ellas el alcoholismo.  Y aunque el hombre tienda a asumir una superioridad genética sobre otras especies, su comportamiento en ciertas situaciones no parece estar tan alejado del que lleva a cabo una mosca.

Foto: Ophir/UCSFY es que cuando una mosca macho se acerca a una hembra buscando sexo, saca toda su artillería para conquistarla: le acaricia los genitales, mueve las alas con rapidez para hacerlas sonar, golpea suavemente el abdomen de la hembra.
Y si ésta le rechaza…. se da a la bebida. Este nuevo estudio en Drosophila liderado por Ulrike Heberlein, de la Universidad de California y publicado en Science, ha descubierto que el macho, desolado tras el rechazo, presenta niveles muy bajos de un neurotransmisor llamado NPF, lo que le hace inclinarse por el alcohol antes que por su comida habitual. Pero si se les da un ‘extra’ de NPF se alejan de la bebida incluso aunque se les haya privado de sexo durante largo tiempo. Los humanos tienen su neurotransmisor equivalente, el NPY, por lo que los estudios actuales tratan de descubrir si los niveles de este neuropéptido están implicados en las preferencias por el alcohol u otras drogas adictivas.

La importancia del estudio, según sus descubridores, reside en que es la primera vez que se encuentra un vínculo molecular entre las recompensas naturales, como el sexo, y aquellas relacionadas con drogas, como el alcohol. Y también la primera vez, en moscas de la fruta, en las que una interacción social determina un comportamiento futuro.

*Imagen: Ophir/UCSF
Más en: http://www.nature.com/news/2008/080103/full/news.2007.402.html

La historia completa de tu vida

06/03/2012

Isabel Molina

Una historia completa sobre ti. De eso trata uno de los capítulos de la miniserie británica ‘Black Mirror’, que llama la atención, a través de tres historias, sobre la deshumanización y la falta de capacidad crítica que sufre una sociedad dominada por la tecnología. Su creador, Charlie Brooker, advierte con esta original serie sobre las posibles consecuencias de un uso inadecuado de esta.

El que nos cuenta la historia entera de nuestras vidas no es más que un microchip implantado detrás de la oreja y conectado con la retina que graba todas y cada una de las imágenes que pasan por nuestros ojos. Escenas que pueden verse de nuevo con un mando que maneja cada uno. ¿Futurista?. Quizás no tanto.

Hasta hace bien poco, uno guardaba unas cuantas fotos, cartas y un par de cintas grabadas. Lo demás había que dejárselo a la memoria, muy dada a maquillar los recuerdos, y a la imaginación, siempre dispuesta a darle ese color que a veces nos falta.  Ahora tenemos un espacio de bits infinitos donde acumular nuestras vivencias, trabajos y relaciones personales. Myspace, blogs, twitter o facebook. Cada vez es mayor la huella digital que vamos creando a nuestro paso. Se van dejando marcas de lo que somos y hacemos, en ese intento de perpetuidad que siempre acompaña al ser humano. La creación de la SenseCam en 1999, fue un paso más allá. Aunque en un principió se pensó para su uso como ‘caja negra’ en caso de accidente personal, ahora es un dispositivo capaz de hacer 3 fotos cada minuto que responde a cambios en nuestro cuerpo, como un giro de cabeza o un aumento de la temperatura corporal. Imágenes que se pueden revivir indefinidamente  con sólo descargarlas en el ordenador. Lo que somos y lo que vemos sin hueco para la mentira, la exageración o la imaginación.

Los avances tecnológicos han sido a lo largo de toda la historia el vehículo para responder a nuestras necesidades y deseos. La forma de vida ha ido cambiando al ritmo del desarrollo de nuevas tecnologías y probablemente hoy más que nunca, cuando éste avanza a un ritmo imparable, esto se refleja en cambios en la sociedad vertiginosos.

El lifelogging nació con el espíritu de captar cómo es nuestra vida desde un punto de vista más objetivo: el de la imagen y el sonido. Excepto casos como el de Gordon Bell, que dentro de una investigación de Microsoft acumuló durante años toda su vida en formato digital, aún no puede considerarse que la sociedad actual esté inmersa en el lifelogging, pero sin duda nos vamos acercando a algo parecido.

Más allá del aspecto inquietante de la cámara cotilla, la Sensecam nos trae una historia bonita: numerosas investigaciones que utilizan este artilugio como vehículo para tratar a pacientes con pérdida de memoria, ya sea por accidentes de tráfico o Alzheimer. Pero también para la superación de traumas o fobias. Observar cómo somos, lo que vemos y lo que hacemos, puede ser una buena manera de cambiar hábitos de vida poco saludables, corregir comportamientos inadecuados, acabar con situaciones que nos producen estrés o ansiedad.

Pero la controversia aparece cuando se habla de su uso en personas sanas. Y aquí es donde surge el debate y la reflexión. Algunos lo han experimentado en sus propias carnes, como Scott Carlson, que se dio cuenta de que su comportamiento cambiaba por el mero hecho de saber que iba a tener pruebas grabadas de su forma de actuar. Sus relaciones con los demás, cómo interactuaban las personas de su entorno con él al saber que grababa todo… en poco tiempo se dio cuenta de que su vida había dado un giro. Mientras, en su disco duro, los momentos felices se amontonaban junto a aquellos más desagradables. Finalmente se alegró de librarse de la cámara e incluso eliminó las vivencias que no le gustaron. Los instantes de felicidad aún sigue guardándolos en algún rincón de su ordenador, incapaz de borrarlos.

Porque un aspecto de estas nuevas tecnologías que cada vez usamos más es que, cuando se trata de uso personal, van asociadas siempre a cosas positivas. La gente no suele poner en facebook esa foto vergonzosa en la que sale mal ni escribe en su muro que le han dejado por otro. Queremos que se muestre nuestra mejor cara, la del triunfo y el éxito. Y es aquí donde hay que remarcar el carácter egocéntrico del uso de estas tecnologías, que enlaza con la deshumanización que señala Brooker en Blackmirror. ¿Es bueno estar tan pendientes de nosotros mismos?.

Es muy posible que en el futuro cada imagen que pasa por nuestra retina se descargue al momento en nuestros ordenadores. Y podamos recrearnos en lo que hicimos en cada instante, lo que dijimos y aquello que nos podíamos haber evitado decir. Las relaciones personales, eso sí, no serán como las conocemos hasta ahora. Pero no hay por qué asustarse. Al igual que es la sociedad la que demanda estas nuevas tecnologías, es también la gente la que decidirá si quiere o no estos cambios o cómo los integrará en su vida.

Eso sí, como ocurre en ‘La historia completa sobre ti’, rebobinar hasta un momento concreto del pasado, puede cambiar radicalmente el futuro.

El trastorno de ‘no se puede hacer nada’

29/02/2012

Isabel Molina

Sin un día te despiertas sintiéndote algo incómodo, con poco optimismo con respecto al futuro. Si tus síntomas se parecen a la resignación o el abatimiento … es muy probable que estés padeciendo el trastorno de ‘no puedo hacer nada’ , una ‘enfermedad’ muy común que se caracteriza por creer que no existe solución para los problemas ajenos.

Este trastorno inventado es la original manera que ha tenido la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER) de dar a conocer su trabajo en su Día Mundial y conseguir además ayuda económica para los afectados. La idea: señalar una serie de comportamientos sociales muy frecuentes que sí tienen cura (indiferencia, pesimismo o egoísmo) como forma de llamar la atención sobre las enfermedades raras, la mayoría aún sin tratamiento.

Para que una enfermedad pase a engrosar la lista de enfermedades raras sólo tiene que cumplir un requisito: que la padezcan menos de 5 personas por cada 10.000 habitantes. Pero no por ello son afecciones distintas a las más conocidas por todos. Producen el mismo dolor, idéntico miedo y el mismo deseo de cura que cualquier dolencia común.

Muchas veces se cree que estos síndromes raros los padece muy poca gente, pero si se engloban las más de 7000 enfermedades raras que calcula la OMS que existen en el mundo, la cifra de personas que sufren alguna de estas dolencias alcanza el 7% de la población mundial. Se calcula que en España, más de 3 millones de personas padecen enfermedades poco frecuentes. Es decir, que no es tan raro tener una enfermedad rara.

No todas tienen la misma gravedad. Algunas permiten a quienes la sufren llevar una vida más o menos normal, en otros casos se produce muerte prematura o se arrastra un gran sufrimiento a lo largo de toda la vida. Pero todas comparten un estigma común: desconocimiento por parte de la sociedad, poco apoyo institucional, escasa investigación básica, difícil acceso a los medicamentos en el caso de que se desarrollen y lleguen a comercializarse. Problemas a los que por ejemplo y por fortuna, un enfermo de diabetes no tiene que prestar tanta atención pero sí alguien que padezca cualquiera de los trastornos que pueden encontrarse en la lista de las enfermedades raras de FEDER.

Las empresas farmacéuticas no están muy por la labor de comercializar medicamentos que no les van a producir ningún beneficio económico (medicamentos huérfanos), de manera que los estados han de incentivar su producción y negociar la compra y el acceso a estas medicinas tan necesarias para muchas personas.

Aunque todo esto nos pueda parecer lejano, cualquier persona puede padecer una patología poco frecuente en cualquier momento de su vida o tener cerca a alguien que la padezca. Así que si tienes la mala suerte de haber contraído la enfermedad de ‘mientras que a mí no me toque’, no te preocupes, porque la FEDER ha desarrollado una vacuna para curarte: por 10 euros no sólo estarás vacunado para posibles recaídas, sino que además estarás contribuyendo a que las enfermedades raras puedan sobrellevarse un poquito mejor y en un futuro puedan seguir denominándose raras, sí, pero con cura.

La bebida tranquila

22/02/2012

Isabel Molina

Por muchas penalidades que sufriera Ulises, no había día en que no bebiera vino (lo que quizás hizo su Odisea más llevadera). Los continuos sacrificios ofrecidos a los dioses iban siempre unidos a esta bebida cuya historia, según algunos, es sencillamente la historia del mundo.

Desde las civilizaciones más antiguas hasta hoy, es el líquido que ha llenado copas de todos los rincones del mundo y en todos los momentos de la historia. Un caldo que inspiró (y en ocasiones llevó a la perdición, junto a otras sustancias, claro) a poetas como Baudelaire y a escritores como Faulkner o Capote. La bebida que quizás más se relaciona con el arte y la cultura.

Y precisamente porque abarca tantos matices y tantas historias, porque huye de la concreción, no es fácil hablar de él. Pero cuando escuchamos a María Isabel Mijares, enóloga de la Academia Española de Gastronomía, el vino se convierte de pronto en algo sencillo cuyo objetivo único es el de proporcionarnos placer.

'Copas' de Altea Moreno

Momentos de intimidad compartida o tranquila soledad. Instantes en los que encontramos a los amigos en una copa de vino, como le ocurría a Cortázar. Una bebida que probablemente se diferencia de otras en su ritmo sosegado, en que rara vez se toma entre el tumulto. Es la bebida tranquila. Aunque no sencilla.

Se pueden contar hasta 1000 compuestos naturales en el vino, algunos aún sin identificar. Unos proceden de la vid y otros se producen durante la fermentación, y esta gran cantidad de componentes son los que hacen que no haya dos vinos iguales, que cada región produzca uvas distintas, que cada tierra le de un aroma y un color diferentes a sus vides.

Pero como casi todo lo que produce placer, el vino también tiene su lado oscuro. A pesar de que la ciencia parece estar de acuerdo en que pequeñas dosis pueden resultar beneficiosas para el corazón, el exceso de alcohol se relaciona con el riesgo de padecer cáncer de boca o de intestino entre otros. Alcohol…vale, pero poco.

Son tiempos de vino. Cada vez se produce, se habla y se escribe más sobre él. Y como todo lo que está de moda, también tiene sus distintas tendencias. A grandes rasgos, una es la que aboga por el control absoluto de todo el proceso, la que defiende la química del vino y los tratamientos físicos que no hacen sino mejorar su calidad y ofrecer al consumidor un producto más seguro y mejor. La otra tendencia es la del vino ecológico, que pretende recuperar la manera de fabricarlo de antaño, en la que la relación entre el ser humano y el viñedo es estrecha, donde las máquinas o los fertilizantes no tienen cabida. Sin química.

Y es aquí cuando Mijares enfatiza su defensa de esta palabra mal usada muchas veces y que arrastra según ella una mala fama inmerecida asociada siempre a lo artificial y perjudicial. “Desde que nos levantamos, todo es química en nuestra vida”.

Aunque no todos seamos capaces como Baudelaire de “partir a lomos del vino a un cielo divino y mágico”, lo cierto es que el vino inspira y hace disfrutar. Y si tenemos dudas a la hora de elegir el mejor, María Isabel Mijares nos lo aclara: “¿el mejor vino?. El que más placer nos produzca”.

*Entrevista completa a María Isabel Mijares en el programa ‘Todo es química nº6′

En busca de una vacuna universal contra la gripe

17/02/2012
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Isabel Molina

Supongo que a James Phipps le daban miedo las agujas, como a casi todos los niños.

Y lo que es seguro es que no sospechaba que, tras el breve pinchazo recibido en 1796, pasaría a la historia como la primera persona vacunada contra la viruela. Afortunadamente con éxito.

Edward Jenner, médico rural, había observado que las mujeres dedicadas a ordeñar vacas no parecían contraer el temido virus de la viruela, aunque eso sí, enfermaban de una variante mucho más benigna de la enfermedad, la viruela vacuna. Su curiosidad científica le llevó a probar su teoría con un niño de tan sólo 8 años: tomó una muestra de viruela vacuna de una granjera enferma y se la inoculó al pequeño James. Éste, evidentemente, contrajo la enfermedad. Pero una vez recuperado, Jenner le inoculó el virus de la viruela humana, letal. Sorprendentemente, todos vieron que James no enfermaba.

Aunque inocular la enfermedad en individuos sanos era un práctica relativamente común, el experimento de Jenner supuso un giro de vital importancia en el desarrollo de vacunas, ya que dio con la clave para evitar la altísima mortalidad: era más efectivo no introducir un virus intacto, sino alguna variante modificada que tuviera rasgos comunes con la enfermedad contra la que se quería luchar.

Desde entonces la investigación en el desarrollo de vacunas no ha cesado. En el camino se han conseguido mantener a raya a enfermedades como el sarampión, la rubeola, la poliomelitis o el tétanos. La lista es grande, pero afortunadamente sigue aumentando.

Hace unos meses conocíamos el trabajo del laboratorio del doctor Mariano Esteban y su equipo, del Centro Nacional de Biotecnología, que llevan más de 10 años intentando desarrollar una vacuna eficaz contra el VIH.  El resultado parece muy prometedor y el estudio ya se encuentra en fase clínica II.

El por qué resulta tan difícil encontrar vacunas realmente eficaces para algunas enfermedades no es una cuestión fácil de responder. En algunos casos nuestro sistema inmunológico no es capaz de procesar la información contenida en un virus completo y no puede desarrollar una estrategia de lucha eficaz. Por esto desde hace tiempo se buscan vacunas que contengan partes del virus que se quiere combatir, de forma que nuestro sistema inmune responda mejor y además se evite la posibilidad de contraer una enfermedad grave que previamente no se tenía.

Nunca hay que subestimar a un virus, porque sus estrategias para sobrevivir no se quedan atrás con respecto a las nuestras. Es lo que ocurre con el virus de la gripe, una enfermedad que según la Organización Mundial de la Salud provoca la muerte de entre medio millón y un millón de personas al año. Una cifra que desde luego, llama la atención. En este caso, la alta variabilidad del virus hace que cada año haya que modificar las vacunas existentes y que incluso a veces nos encontremos con variantes del virus difíciles de detener.

Imagen de microscopía electrónica del virus de la gripe Por ello, también bajo la dirección de Mariano Esteban, se investiga para conseguir una vacuna universal de la gripe, que en un futuro permita vacunarse una única vez. La clave reside en encontrar algunos péptidos (proteínas pequeñas) que no varían entre las distintas cepas y contra los que iría dirigida la vacuna. Nos lo cuentan ellos mismos en el programa Salud Biotec nº2.

Los virus se silencian sí, pero no desaparecen sin más. En un momento en el que la vacunación de niños está descendiendo de forma preocupante, deberíamos acordarnos de que vacunarnos no es sólo una opción personal, sino que existe también una responsabilidad social, porque no hacerlo puede dar lugar al resurgimiento de enfermedades que creíamos cosa del pasado. De ese pasado no tan lejano en el que un tal James Phipps, nos regaló sin saberlo (no sabemos si a cambio de algo) un pequeño gesto tan grande, que cambió la medicina para siempre.

*Más información: http://www.nature.com/nm/journal/v18/n2/full/nm.2612.html
Imagen: http://www.flickr.com/photos/sanofi-pasteur/

El blog de Radiosíntesis

14/02/2012

Desde el instante en el que ‘encendemos’ la radio y nos conectamos a Radiosíntesis, las voces de sus locutores e invitados nos acercan a diario las noticias más interesantes de la ciencia y la tecnología y nos presentan a los auténticos protagonistas de la ciencia y la cultura científica.

Pero desde hoy, y desde un segundo plano radiofónico, inauguramos el blog oficial de Radiosíntesis. Una plataforma escrita con la que apoyar la labor diaria de la e-radio, pero también un espacio participativo que intentará establecer una relación cercana con los oyentes.

Un blog marca un tiempo diferente. Permite alejarse momentáneamente de la inmediatez de la noticia para poder detenerse un rato a leer y pensar sobre lo que se nos cuenta. Por ello la opinión, la reflexión y la cultura estarán muy presentes en este rincón.

Siempre abiertos a que las personas que mejor cuentan la ciencia que hacen o que conocen nos propongan una mirada distinta para entender lo que nos rodea, este blog contará con escritores invitados que nos cuenten distintos aspectos de la ciencia que muchas veces nos son algo ajenos o desconocidos.

Esperamos que los oyentes de Radiosíntesis se conviertan también en lectores y protagonistas de este blog, para que entre todos podamos ir moldeando este nuevo espacio recién creado.

Bienvenidos al blog de Radiosíntesis.